
Pese a grandes ausencias, el mundial de Turquía fue más que interesante. La vuelta al título de la gran potencia mundial, la revelación lituana y el fracaso español fueron las circunstancias más destacadas.
El último mundial con línea de 6,25 y reglas viejas, no mostró grandes novedades tácticas pero todos los torneos internaciones de gran escala dejan su huella.
Hacía largo tiempo, que los candidatos no quedaban fuera de la lucha de medallas y en este caso, Grecia, España y Argentina han quebrado esa tendencia.
Grecia por cruzar precisamente con España. Argentina castigada por sus ausencias y su gran cantidad de lesiones, haciendo más corta su rotación. España extrañando demasiado a Calderón y Pau Gasol. Sobre todo a su base, quien ha evidenciado ser el único que puede manejar los egos de Rudy y Navarro en los momentos cúlmines.
Sólo Estados Unidos ha respondido a los pronósticos de candidato y de gran forma, ya que no se esperaba un equipo tan contundente. Con un equipo joven, atlético y disciplinado defensivamente ha sacado provecho de su temible ataque rápido. En ofensiva estacionada ha tenido a un Kevin Durant intratable solucionando todos los problemas que en algún momento pudo tener.
Lituania y Serbia, con equipos inexpertos han mostrado por qué siguen siendo escuelas de baloncesto, metiéndose entre los cuatro mejores del mundial y sacando de la galera las revelaciones del mundial (Pocius, Kalnietis, Delininkaitis por los lituanos; Velickovic, Keselj, Savanovic, Bjelica por los serbios).
En cuanto a lo específicamente táctico el uso continuo del pick and roll en casi todos los equipos, la desaparición del centro pesado, la falta de generadores de juego y el uso de defensas alternativas fueron los aspectos más interesantes.
Pareciera que hay una tendencia al equiparamiento de los puestos de Base con los Escoltas y de los Aleros con los Ala-pivote, esquivando las viejas diferencias de talla, explosión y criterio que caracterizaban a los antiguos escoltas de los bases; y el lanzamiento exterior y la potencia explosiva de los aleros sobre los ala-pivote.
Sólo Navarro, Spanoulis, Delfino, Pocius y Rasic han mostrado algo parecido a los antiguos escoltas, pero sin comparación con los Ginóbili, Bodiroga, Siskauskas o Papaloukas.
Los ala-pivote con explosión y movilidad han conseguido ser determinantes. Tal es el caso de Savanovic, Velickovic e Ilyasova. Combinando esta situación con la poca cantidad de centros dominantes (Schorsianitis, Asik, Gasol) hacen pensar en un básquet más dinámico, de jugadores con más agilidad que peso en la pintura.
De todas maneras, los cambios reglamentarios darán mayor espacio a los jugadores interiores y estará por verse hacia qué dirección apunta el basquet moderno.
También se ha podido contemplar el éxito de los equipos largos y con gran rotación. Los cuatro semifinalistas fueron los equipos más largos del mundial.
Esto hace pensar en un básquet sumamente intenso, de desgaste y de presión al balón en todo el campo y con mayor interés en sostener la intensidad defensiva que el talento ofensivo.
En cuanto al juego ofensivo, se observó poco uso de sistemas largos y de cortinas a los lanzadores, para apostar por el uso y abuso del pick and roll a los pocos generadores de juego que tuvo el mundial.
Pese que los mejores bases del torneo han sido los armadores (Prigioni, Tunceri, Huertas), la mayoría de los equipos apostó por bases explosivos con capacidad de gol y rompimiento (Kalnietis, Teodosic, Dragic, Rose, Rubio, Bykov).
La mayor parte de los equipos han complicado a sus rivales con defensas zonales o combinadas, usadas en mayor medida que en mundiales anteriores.
Aquellos equipos que mostraron variantes defensivas han conseguido mayor éxito en términos generales (Turquía, Eslovenia, Argentina – a partir del juego con Rusia-, USA).
Lituania quizás fue la combinación perfecta de la vieja escuela del hombre a hombre, pero postmodernizado, ya que lo extendió en todo el campo, presionando mucho el balón y jugando línea de pase agresiva a los perímetrales.
Sin dudas que Durant, Kleiza y Scola han sabido dejar en evidencia, la diferencia que provoca un jugador con gran talento, en un mundial dominado por la capacidad atlética.
La paridad no ha sido la reina en este torneo, mostrando cruces con grandes diferencias en el score. Así y todo supo aparecer en algunos juegos dejando entrever lo apasionante y cambiante de este maravilloso deporte.
Habrá que ver y analizar mucho los cambios que provocan las nuevas reglas y la adaptación táctica que irán haciendo los DT en los próximos torneos internacionales.
Cabe destacar que hace mucho tiempo que no se veía una final de un mundial, tan falta de emoción como Turquía-Estados Unidos.
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