21.9.10

MIGUEL ROMANO CONFUNDIDO







MIGUEL ROMANO CONFUNDIDO
El periodista escribió un artículo más que polémico acerca de nuestra Liga Nacional. Afirmó entre otras cosas que los éxitos logrados por nuestra selección nacional no tienen relación con la
competencia interna.

"¿Qué hacemos, entonces? Primero no comernos más el verso de algunos dirigentes que nos quieren hacer creer que la Generación Dorada es fruto de la querida Liga Nacional." Dijo Romano.

Pese a no creer demasiado en la estructura dirigencial argentina, desde Opicultura creemos todo lo contrario.
Sin dudas que nuestra Liga Nacional no tiene comparación con la ACB, pero partiendo de la base de las diferencias presupuestarias entre nuestra competencia y los 2 niveles superiores de Italia y España, lo de nuestra liga es más que bueno.
No hay que olvidarse que una gran cantidad de jugadores emigra a Europa sin haber jugado nunca en nuestra Liga Nacional y no precisamente para jugar en el primer nivel europeo, sino para hacer un billete tempranero, sacrificando un crecimiento deportivo que nuestra competencia está en condiciones de otorgar.

"¿Cuántos partidos jugó Carlos Delfino en Liga Nacional? Creo que 16. Cuántos jugaron Pepe Sánchez, Manu Ginóbili, Chapu Nocioni, Luis Scola? Dos o tres temporadas y cuando tenían menos de 20 años." insiste Romano.

Si Delfino jugó poco en nuestra Liga fue precisamente por una cuestión económica, no deportiva. Se fue a los 18 años habiendo jugado sólo la Liga "B" en nuestro país y un breve paso por Libertad de Sunchales en la Liga A. En 1999 partió al segundo nivel italiano a probar suerte, ya que en aquel momento no era un jugador desequilibrante ni mucho menos.

Tanto Scola, como Ginóbili y Pepe Sánchez tuvieron real y activa participación en nuestra Liga, partiendo cuando ya se habían trasnformado en jugadores determinantes para este torneo y requerían un crecimiento basquetbolístico además del económico.
Scola ha sido la gran revelación de la Liga 1997-1998 donde Ferro Carril Oeste, con un humilde equipo, llegó a jugar de igual a igual una tremenda Semifinal contra Boca Juniors, quien luego fuera campeón del torneo.

Emanuel Ginóbili supo ser mejor debutante en 1995 jugando para Andino de La Rioja y luego mejor progreso en la Liga 1996-1997 en su querido Estudiantes de Bahía Blanca. En esa temporada se transformó en uno de los mejores anotadores del torneo y en un jugador desequilibrante para cualquier rival, cuando pocos esperaban dicha explosión.

Juan Ignacio Sánchez tuvo real y activa participación en nuestra Liga, jugando para aquel gran equipo sureño, Deportivo Roca, con Lucius Davis y Leopoldo Ruiz Moreno. "Pepe", siendo muy joven (17 años) tuvo buena cantidad de minutos en aquella exitosa Liga para los rionegrinos.
Al año siguiente tuvo también activa participación en Estudiantes de Bahía Blanca.

"Está claro que tendremos que revisar nuestra estructura interna, cambiar algunas costumbres de trabajo y entrenamientos, convencernos de que el nivel es pobre y que por eso cualquiera le gana a cualquiera, que hay escaso espíritu de superación y que parece que la tendencia es permanecer y mantenerse." Sentencia Miguel Romano.

Esta afirmación es la más grave desde nuestro punto de vista, ya que no creo que Romano tenga el conocimiento necesario para hablar de "costumbres de trabajo y entrenamientos". Si así lo fuere debería ser Director Técnico.
Si no hubiese real espíritu de superación la Liga Nacional se hubiera estancado por las diferencias económicas con el primer mundo y no tendríamos a Román González, Juan Gutiérrez, Leo Gutiérrez entre otros disputando la competencia y Sergio Hernández o Julio Lamas como DT.

Creo que la generación dorada es producto en gran parte de nuestra Liga. No sólo por lo que nuestra competencia le otorgó a estos jugadores, sino porque posiblemente gracias a ella, un grupo de niños en algún lugar, decidió jugar al básquet y soñar que algún día jugarían en Atenas o Estudiantes de Bahía Blanca y por qué no en la selección.
Sin nuestra Liga Nacional esos niños nunca hubieran soñado con ser jugadores de básquet y nunca se hubieran formado como tales.
En consecuencia hoy no estaríamos hablando de una generación dorada ni nada parecido, si los Campana, los Espil, los Montenegro, los Milanesio, los Cortijo, hubieran generado pasión por el básquet en todos los rincones del país.

Indudablemente hay cosas que mejorar y para criticar, pero desde lo constructivo.
El nivel de destrucción que denota Miguel Romano en su nota, no beneficia en lo más mínimo al básquet argentino, por lo cual la reflexión acerca del crecimiento y evolución debiera venir de todos los estamentos de este deporte, incluido el periodismo.

Para ver la nota completa de Romano hace click aqui: http://www.basquetplus.com/blog.php?id=175



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