1.11.11

El gran Sabas

Repasamos un poco la historia de Arvydas Sabonis, el pivote FIBA más importante de todos los tiempos, que fue noticia por sufrir un infarto a fines de setiembre. Hace unos días, ya fuera de peligro, fue designado presidente de la Federación Lituana de Básquet. 
Sabonis fue Oro en el europeo de clubes y selecciones, Oro en Seúl ´88,  subcampeón mundial, campeón en la ACB  y protagonista de Portland Trail Blazers en la NBA.
Por Diego Brunetti












Imaginen un jugador con estas características: 2.21 metros, fuerte, ágil, con todos los recursos cerca del aro, manejo de las dos manos, enorme capacidad de pase, gran comprensión y lectura del juego, carácter,  lanzamiento externo, capacidad rebotera. ¿no es casi el jugador perfecto? Bueno, así era Arvydas Sabonis cuando apareció como un arma secreta en la Unión Soviética de principios de los ´80s.

El lituano, que hace poco fue noticia por haber sufrido un infarto y ahora se convirtió en presidente de la Federación de su país, nació en 1964 en Kaunas y como no podía ser de otra manera en una región donde el básquet es religión, comenzó a jugarlo a los 13 años hasta llegar por primera vez a una selección juvenil de la Unión Soviética (Lituania no era todavía un estado independiente) a los 15 años midiendo ya 2.01. Desde ese momento, se convirtió en el mejor proyecto de Europa y todos empezaban a hablar de él, mientras su juego evolucionaba y a los 17 años encontraba su lugar en el equipo mayor de la URSS, que festejaba el campeonato mundial en Colombia en 1982.

A finales de ese año participó de una gira del equipo soviético por Estados Unidos, enfrentando a equipos universitarios, y su juego comenzó a despertar el interés y la admiración de los ojeadores norteamericanos.  Durante ese viaje promedió 18 puntos y 9 rebotes dominando a jugadores de la talla de Ralph Sampson, que una temporada después sería elegido número 1 del draft. Bobby Knight, legendario entrenador de la Universidad de Indiana, que no es muy reconocido por regalar elogios dijo: “Es el mejor jugador extranjero que he visto en mi vida”.

La capacidad de Sabas comenzaba a convertirse en una cuestión de estado y eso, en plena guerra fría, no era un tema menor. Los equipos de la NBA mostraban interés, pero dudaban de que los altos mandos comunistas permitieran a su joya traspasar la cortina de hierro para llevar su talento a los Estados Unidos lo que, además, no le permitiría volver a jugar para su selección de acuerdo a las normas FIBA de esos años. Igualmente, los Atlanta Hawks decidían elegirlo en la cuarta ronda del draft de 1985, aunque esa elección fue anulada ya que el lituano no tenía la edad permitida (22 
años) para ser seleccionado. Esa situación trajo numerosos rumores que incluían acuerdos comerciales entre Ted Turner, mandamás de los Hawks, y las cadenas televisivas TNT y CNN, y las autoridades deportivas soviéticas por la televisación de los primeros Juegos de la Buena Voluntad desde Moscú. 

El pivot, por su parte, seguía marcando época en el Viejo Continente consiguiendo su primer título europeo en el Eurobasket del 85, liderando a su equipo con 20 puntos por juego, y también a nivel de clubes peleando las principales competencias continentales con la Cibona Zagreb croata del genial Drazen Petrovic. Allí, durante ese Campeonato Europeo disputado en Alemania, tuvo un espectador de lujo que volvía a sorprenderse por su capacidad: Bill Walton, leyenda de la NBA, MVP de 1978, lo pudo ver en vivo y declaró: “me sorprende cada vez que lo veo jugar, no entiendo como algún equipo no le da un millón de dólares y se lo lleva. Sería una estrella inmediatamente. No se me ocurre ningún jugador parecido a Sabonis, puede hacer todo, es un Larry Bird de 2.20. No entiendo como Estados Unidos no elaboró un plan hace algunos años para secuestrarlo y traerlo a jugar para nostros.”

Los Portland Trail Blazers tomaron el riesgo en 1986 y usaron la vigésimocuarta elección del draft para quedarse con sus derechos sin saber si alguna vez tendrían la chance de disfrutarlo. La duda fue mayor, cuando al año siguiente, jugando para su Zalguiris Kaunas, se rompió el tendón de Aquiles y poco después, antes de terminar su recuperación, se lo volvió a cortar en un accidente doméstico.

La salud del Gigante lituano era tema de preocupación en todo el mundo. La URSS no aceptaba perder a un jugador clave en su estructura y los Blazers seguían pensando en él como una opción para su equipo y por eso decidieron colaborar en la recuperación de sus lesiones en el talón, que se sumaban a dolores crónicos de rodillas y pies. A principios del ´88, Sabonis realizó un tratamiento con los profesionales de Portland y llegó justo a tiempo para dominar en los Juegos Olímpicos de Seúl ´88, donde los soviéticos se quedaron con el oro y aceleraron la idea de sumar a los NBA a las competiciones oficiales. Ese triunfo en Corea generó muchas controversias en los Estados Unidos, fundamentalmente de parte de John Thompson, entrenador de ese seleccionado y de la Universidad de Georgetown  que no podía entender como su país recuperaba al jugador clave de sus rivales/enemigos. Desde la franquicia argumentaban que sólo estaban protegiendo su inversión, pero al mismo tiempo decían que el jugador no estaba listo para participar en los juegos y que su inclusión fue un riesgo.

Lo que siguió ya es más conocido. El Forum de Valladolid, de la ACB, consiguió sumarlo a su equipo y lo disfrutó desde el 89 al 92, dejando números extraordinarios para luego pasar al Real Madrid donde conquistó dos ligas españolas y una Euroliga, habiéndose convertido en un jugador más estático, sin la dinámica que soprendía cuando era joven, adaptándose a sus limitaciones físicas, pero con el talento y la comprensión del juego inalterable.  Previo a su experiencia en la capital española, Sabonis se dio el gusto de conquistar el bronce olímpico en Barcelona 92 con su nación ya independizada.

El tercer puesto de Lituania fue una hazaña en un pueblo tan basquetbolero, pero enmarca también una anécdota que marca su idea de disfrutar de la vida y de la poca importancia que siempre le dio a ciertas formalidades. Entre el partido por el tercer puesto y la entrega de medallas había un bache de ocho horas. Los jugadores del plantel optaron por volver a la villa para hacer tiempo antes del volver al estadio, pero a la ceremonia faltaron 4. Uno de ellos era Arvydas quien se habría quedado haciendo pulseadas con otros atletas, y quizás bebiendo un poco (en Lituania en lugar de vodka” muchos piden un “Sabonis”) para recién ser encontrado algunos días después en las habitaciones de mujeres del equipo ruso.

Pero, volviendo a lo deportivo, en España todavía se recuerda uno de los partidos más perfectos que le hayan visto en la ACB, cuando en el año 1995 sumó 32 puntos (10-15 2p, 2-2 3p, 6-6 TL), 27 rebotes, 3 asistencias, 5 recuperos y 5 tapas, en la victoria del equipo merengue sobre el Orense.

La NBA lo esperaba con los brazos abiertos en 1995, a pesar de su desgaste físico. No se dudaba de su contratación pero igualmente, en privado, uno de los médicos que le hizo los estudios habría comentado: “¿están seguros de que puede jugar? Una sola radiografía sería suficiente para que le den el lugar para discapacitados en el estacionamiento” Aún así, Sabas confirmó todo su talento y dejó su sello en la mejor liga del mundo durante 7 años, ayudando a los Blazers a mantenerse siempre en la lucha por los lugares de privilegio, soportando constantes dolores en su cuerpo, lo que hacía que muchos se preguntaran si valía la pena que siguiera compitiendo a ese nivel. Jugó mucho más de lo que muchos suponían antes de volver a su Zalgiris Kaunas para disputar su última temporada en la 2002-2003.  Clyde Drexler, emblema del equipo de Oregon, declaró años más tarde: “Si lo hubiéramos tenido en el pico de su carrera tendríamos ahora 5 o 6 títulos. Podía pasar, tirar de tres puntos, postearse y dominar la pintura, así de bueno era”.

Y esto último es lo que muchos se preguntan y quedará siempre como una gran incógnita, ¿cómo habría sido su paso por la NBA estando completamente sano? ¿Qué impacto habría tenido de haber llegado a los 23 años? ¿Podrían haberlo considerado el mejor de todos los tiempos? Son respuestas imposibles de dar y ni él mismo se hace esos cuestionamientos “esas cosas son suposiciones, mi historia en Estados Unidos empezó en el 95 y desde ahí hay que contar”. Con lo que hizo llegó a convertirse en uno de los indiscutibles de todos los tiempos, reconocido por compañeros y rivales, hasta llegar a ingresar en el Hall de la Fama tanto de la FIBA, como de la NBA. Arvydas Sabonis fue durante muchos años un mito, un arma secreta, una leyenda que todos los que lo vieron jugar nunca olvidarán.


Este era Sabonis antes de las lesiones:

Otro video con grandes jugadas de Sabas:

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