Los cambios o los ideales no empiezan con el
discurso, terminan con él. Sin quitarle importancia a las desafortunadas
palabras del Sr. Presidente de la Nación, quedarnos a discutir sólo lo que dijo
es hacer chata la conversación.
La realidad histórica de los
últimos 20 años al menos de la Educación Pública es que no recibió las
transformaciones necesarias para seguir construyéndose con el prestigio que
supo tener.
Ni los años Kirchneristas ni las
políticas adoptadas por este nuevo gobierno parecen apuntar a un cambio
profundo en lo que respecta a la Educación Pública.
Si bien las dádivas del gobierno
anterior hacían parchar levemente la situación, y este gobierno quiere
desligarse del problema dejando la Educación Estatal para aquellos que no
pueden ingresar a los establecimientos privados, nada hace pensar que haya
gente evaluando y tomando estrategias para esta igualdad de oportunidades que
todos prometen y nadie cumple.
En mis años de la Escuela
Superior de Comercio Carlos Pellegrini también había paros, tomas y cortes,
pero era sabido que la educación que recibíamos era de buen nivel, no sólo
desde el punto de vista del conocimiento recibido y es aquí donde debemos
apuntar.
La educación actual tiende al
pragmatismo, a sumar conocimientos aplicables a posibles trabajos. Preparamos a
los chicos para trabajos futuros, pero no con el espíritu crítico, la
sensibilidad social y la capacidad de aprendizaje imprescindible para lo que
luego la vida nos depara.
Más teniendo en cuenta la
velocidad con la que se mueve el mundo laboral. Posiblemente los conocimientos técnicos
recibidos dejen de utilizarse, como le pasó a nuestra generación con el
Microsoft Access o con el D.O.S o con tantos otros conocimientos. A la hora de
salir al mercado, el conocimiento adquirido carecía de utilidad.
No debemos quitar importancia a
la evaluación Aprender desde el lugar que implica la falta de conocimientos
básicos de los alumnos, que son los que, en teoría, servirán para nuevos
aprendizajes, más técnicos, más profundos o más pragmáticos.
Pero desde mi lugar, considero
que la Educación Primaria y Secundaria tiene un valor trascendental en
cuestiones no valoradas ni medibles como la sensibilidad social, la capacidad
de comprender la realidad del otro, de luchar por los derechos propios y
ajenos, la de reaccionar de manera correcta ante la injusticia, el trabajo en
equipo, la curiosidad y el respeto por las autoridades.
Creo que la Educación pública por su heterogeneidad y su
espíritu de lucha ante las dificultades enseña más profundamente estos valores.
Dentro de lo pragmático, la
Educación Privada intenta proveer a los chicos de conocimiento como si fueran
computadoras a las que se les van metiendo programitas estando listas para no
sé qué.
Así y todo, el % de chicos que no
cumple los conocimientos básicos en el ámbito privado es más que alarmante ya
que posee mayores recursos para alcanzar los objetivos.
Históricamente, la elección de la
Escuela Pública, en términos generales, tiene varias vertientes:
1. Aquellos amantes
de los valores pregonados por la Escuela Pública que la eligen más allá de las
circunstancias
2. Aquellos
mutantes en relación a su realidad económica, que eligen para un lado o para el
otro según su estado financiero
3. Aquellos que
los atrapa la Escuela Pública desde sus valores, pero temen por la realidad que
puedan encontrar allí.
4. Aquellos
detractores de la heterogeneidad que prefieren colocar a sus hijos con “gente
parecida” creyendo que dentro de su homogeneidad relativa van a poder aprender
mejor a sumar y restar
Todas las vertientes conviven y
van alternando cantidades en relación a la realidad económica del país.
Lo que no ha cambiado es la
valorización estatal del docente ni la propia valorización de los maestros en
relación a sus compañeros de trabajo.
Hay excelentes docentes, otros
regulares y otros que no son de lo mejor. Pero la reglamentación (Estatuto
Docente) protege a los no tan buenos y el mercado es escaso ya que al ser una
carrera signada más por la vocación que por la posibilidad de estabilidad
económica, genera una situación lo suficientemente perversa para que todo siga
su curso. Destacable también que este mismo estatuto, cuando fue creado, fue de gran alivio para su gremio por la realidad de aquel momento. Creo que hoy requiere un cambio.
Además, al igual que con los
alumnos, los maestros también tienen las cuatro vertientes respecto de dónde
enseñar: si en el ámbito público o en el privado.
La Escuela Pública, al menos en
capital, depende de cuán fuerte sea su cooperadora ya que los fondos son
insuficientes para proveer de los recursos básicos (mis hijos de 8 y 4 años asisten a la Escuela Pública).
La asignación de vacantes sigue
sin funcionar de la manera correcta.
Han desparecido planes de asistencia educativa a sectores bajos en el conurbano.
No hay ninguna manifestación del
estado ponderando la Educación Pública y valorándola desde la promoción de
personas integras, conocedoras de la realidad social, comprometidas, solidarias
y muchas otras cuestiones que en el mercantilismo de la Educación Privada
también pueden suceder, pero dependiendo más de lo que sucede en casa con papá
y mamá que de lo que promueve la escuela.
Mientras los recursos no alcanzan
para la Escuela Pública, seguimos subvencionando instituciones privadas. Es
como dar planes sociales a la clase media mientras la clase baja se muere de
hambre. Aquí es imprescindible atacar.
La calidad de los maestros
debiera mejorar aún más con una mejor paga, visto desde el lado mercantilista
(aunque sin estar convencido de que sea el único camino). No debemos depender
sólo de la vocación del maestro para que su mejor versión salga a la luz en el
aula. Una buena paga compromete de otro modo al maestro. Mejoraría y aumentaría
la calidad y cantidad de aspirantes a la docencia.
Respecto de los contenidos,
disculpen que sea cruel, pero en este aspecto es obligación de cualquier
entidad ESCUCHAR A LOS MAESTROS. Tienen la suficiente experiencia y
conocimiento para saber y entender cuáles son aquellos conocimientos básicos
para preparar a nuestros chicos para aprender y pensar. No sólo para saber!
La creatividad docente debe ser construida entre
las entidades que capacitan pero sin olvidar que debemos brindar los recursos
necesarios para esa creatividad. No se puede enseñar a patear con comba a un
chico que práctica toda su vida con pelota de papel y cinta adhesiva.
Así debe haber infinidad de
detalles a corregir, pero sigo esperando el gobierno que ataque de fondo la
Educación, el sistema de Salud y las posibilidades de Vivienda como dice la
definición de Estado de Bienestar, caduco para unos cuántos, no para mí y menos
en países subdesarrollados como el nuestro.
Por Estado de Bienestar
se entiende el conjunto de actividades desarrolladas por los Gobiernos que
guardan relación con la búsqueda de finalidades sociales y redistributivas a
través de los presupuestos del Estado. Se refiere, por tanto, a la actividad desarrollada
por la Seguridad Social en cuatro frentes: transferencias en dinero (por
ejemplo subsidios de desempleo o vejez), cuidados sanitarios (un sistema de
salud universal y gratuito), servicios de educación (garantizar el acceso al
conocimiento de todos los ciudadanos) y provisión de vivienda, alimentación y
otros servicios asistenciales.
Sin espíritu crítico, ¿todo es
más fácil o más difícil?.
Sin respeto por la autoridad
docente, posiblemente derivemos en falta de respeto hacia sus propios padres.
Sin sensibilidad social, o le
echamos la culpa al gobierno de nuestra pobreza o nos vamos a vivir al exterior con las riquezas, dejando nada al país invirtió en nosotros.
Sin solidaridad, perderíamos
identidad. Encontrarla antes de la situación límite, ¿es utópico?
Sin conocimientos básicos, no hay
pensamiento, sin pensamiento no hay ideas y sin ideas nuevas, nada cambia.
Necesitamos promover la
creatividad y para ello quizás debamos empezar a actuar, razonar y a exponer
públicamente de un modo diametralmente diferente a cómo nos acostumbramos.
Complejo. Pero es posible. En
Argentina, todo es posible. En la vida, todo es posible. No dejen que nos
pongan límites a nuestros sueños.
Comparto dos exposiciones de Ken Robinson sobre este tema y una de Simón Sinek sobre los Millenials que pueden resultar de interés.
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